Pasar que os invito, sentaros como podáis, no existe otra manera.
Lo que nos ata, lo que nos une, todo lo que nos hace no parar.
Me lo pediste y te lo entregué templado.
Sigo aquí callada, mientras veo como llueve y para mi llueve sobre mojado.
Sabía que todo esto iba a salirme caro, calló y reventó frente mi.
¿Qué más se le puede pedir a un día lluvioso? ¿Qué más? Tristeza y soledad, porque para mi el mundo no tiene nada guardado.
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